¿Cuál versión de la Biblia usas?

domingo, 8 de febrero de 2015

LA BIBLIA COMO LITERATURA

1) Al leer la Biblia debemos tomar en cuenta el aspecto literario. En los textos podemos encontrar desde el mito hasta la poesía. En todos, es necesario interpretar el propósito del autor; lo que en poesía llamaríamos el yo lírico. 

2) La Biblia, sin duda alguna, es literatura; ya que tiene un modo especial de comunicación lingüística y posee unas características únicas que le dan carácter literario: Sus autores (Dios y humanos) la crearon para perdurar, trata de comunicar experiencias, doctrinas, hechos históricos, tradiciones..., proporciona placeres estéticos y espirituales.

3) La mayor parte de la Biblia está escrita entre poesía pura y ensayo científico. Su contenido tiene gran compatibilidad con la historia (contexto). Es muy importante aprender a interpretar el género y la finalidad del escrito, ya que de esa forma podremos comprender las conexiones o convenciones que se dan a través de los textos.

4) Debemos considerar el texto como un todo. Hay que tener cuidado cuando se extra un versículo o cita textual, ya que muchas veces el contexto cambia y no es aplicable. Y no debemos olvidar que el autor tuvo una intencionalidad a la hora de escribir ese texto.

5) El sello histórico está en La Biblia. Es un hecho, una realidad. La organización social de cada época, la cultura, las tradiciones, las creencias... todo forma un trasfondo importante a la hora de leer; ya que las condiciones cambian de un periodo histórico a otro. Cada texto bíblico refleja eso en el estilo propio de la escritura (género literario).

6) He aprendido que los textos bíblicos son el resultado de un proceso largo de construcción. Donde la aplicación de los géneros literarios fue muy abierta y donde por mucho tiempo se utilizó la tradición oral. Sin dejar a un lado que al principio no había libros como ahora, eran papiros o pergaminos y su confección era muy difícil y limitada.

7) Doy gracias a Dios por la oportunidad que tenemos ahora de poder escudriñar la Palabra, ya sea en un libro, en internet, en el celular, de muchísimas maneras. Pero de ahora en adelante, cuando lo haga, no caeré en el error de encasillar o minimizar los versículos y las expresiones; analizaré bien el contexto y el yo lírico o intencionalidad del autor, dejando a un lado los prejuicios. 

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